Curvas

LA VIDA: UNA CUESTIÓN DE CURVAS



El cura que nunca fui

Cuántas veces me habré preguntado, ¿qué habría sido si?

Soné de niño, no lo desmiento, pero tampoco lo aseguro, con ser cura, con ser "palecito", decían mis papás que yo decía. Aunque enseguida agregaban: "será más bien padrecito de familia, ja ja ja ja".Mi padre me llevó al Seminario Mayor de Bogotá para ver si podía hacer allí el bachillerato e ingresar a la carrera sacerdotal. Recuerdo que recorrí con ansiedad y miedo los pasillos interiores, interminables, imponentes, limpios, del republicano edificio de la 94. Recuerdo haber esperado un largo tiempo, en alguna fría sala de recibo, al cura que nos atendería. Recuerdo enseguida, porque el intermedio se ha ido de mi memoria, a mi padre confortándome con sus palabras resignadas: "mijo, la vida es así, no todo lo que uno quiere se da, Dios sabe como hace sus cosas". Recuerdo, después, porque lo demás se ha ido de mis recuerdos, a mi madre reprochándonos la humillación que, según ella, habíamos recibido por tercos, por ingenuos, por débiles: "se los dije, esos curas son unas mierdas, a los pobres no los reciben allá, ¿para qué fueron, para avergonzar a Jaimito?"

Recuerdo, en todo caso, haberme sentido aliviado de un destino que mis padres habían imaginado para mi, por mi. Nunca lo dije, o si lo dije, lo dije para congraciarme con ellos. Nunca dije que quería ser palecito y sin embargo me sentí obligado por mucho tiempo, niño inocente, a afirmar que si, que yo lo quería.

¿Y si me hubieran recibido? ¿Y si me hubiera vuelto cura? Claro que mi vida habría sido otra cosa, el destino me habría ltrazado caminos que hoy no puedo si quiera imaginar. La lógica de vida del religioso me habría, conducido, quizás, a uno de dos figuras. Según la primera, mi constancia, mi capacidad intelectual me habría convertiido en un obispo, en un miembro destacado del clero. Segun la segunda, mi voluntad rebelde, mi nomadismo espiritual, me habrían llevado a colgar muy pronto los hábitos, a despotricar del clero y sus cochinos secretos, y quizás, con ello, a la marginalidad, al fracaso irreversible.

El ingeniero que dejé de ser.

Pero la vida da oportunidades, si se saben aprovechar.

Toda una vida intentando la imposible convergencia

Toda la vida intentando, negrita, que nuestra unión tuviera la mejor de las posibilidades de armonía. Tarea titánica si tenemos en cuenta que no estamos hechos para la concordancia

Sensibilidad a la capacidad funcional

Hijo, a tus 25 años estás en la plenitud de tus condiciones, lo muestra esta curva de capacidad funcional. A mis 55, hijo, comienza mi declive ( si es que mi curva no sigue la linea amarilla)

¿Se habrá equivocado mi tia?